viernes, 26 de marzo de 2010

Se garabatea el antojo de tus narices secas ante mis ojos rasguñados por el gélido aliento de la ausencia…

Bah... ¿Debo rasurarme las piernas?... ¿Anular fracturas? ¿Achicar la distancia? ¿Absorber el tiempo y que no sea al revés?
Conservación, una excusa con forma de pretexto para claudicar al deseo inmediato, completo, que es desarmado, deformado por el tijeretazo de la conducta bien y la conducta mal. Castigo/aprehensión, golpecito en la espalda y a seguir.
Conservación que configura la mecánica del cuerpo y a su vez la de los cuerpos. Conservación, una acción pasiva y activa. ¡Qué lugar tan embarrado para la seriedad con que pisan las conclusiones! Sin conclusión excluyo, excluyes, excluye y excluyen, porque sin conclusión no hay registro de conductas, y sin ellas no hay pruebas de existencia ¿o acaso puede alguien relacionarse con un cadáver, en el sentido más literal? No. Y en el sentido más abstracto tampoco; los cementerios están colmados de cadáveres y en las veredas de una ciudad de una provincia de un país de un continente de un mundo de una sociedad, abundan.
Entonces, ¿de qué se trata eso de garabatear el antojo de tus narices? Exquisito egoísmo: apropiarse un segmento del cuerpo (único, cualquiera sea), resignificarlo en un detalle al azar. Un acto de/por conservación; ínfimo, acotado al universo blanco del papel o a la oscuridad manchada de colores vivos cubierta por los párpados.
Puede ser más simple, pero prefiero girar como un satélite, una abeja, una persona en situación de adicción a sus propias conclusiones, desmanteladas por el murmullo de la duda que es una pareja de dobles; una escisión de la palabra permite argumentar este disparate pero ya han escrito bastante sobre ello y no quiero ser coherente ni usar notas al pie. Sólo quiero referir a la duda su carácter de contradicción en el seno de convicciones cerradas, que hasta ese momento gobiernan los gestos que digitan cualquier relación.
Suspiro, el estómago demanda… Si preguntan por el fin de este divague tosco, diré que desconozco tal fin ya que se me hace imposible llegar a algún sitio desde una silla de caño, apenas confortable.

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